Pirena era la competición más importante de mushing de España. Pero no sólo era eso, era mucho más...
Eran dos semanas de convivencia con mushers, handlers y mucha más gente que disfruta con este deporte, con la nieve, con la naturaleza y con los perros.
Era una carrera, una competición que atravesaba cada año los Pirineos en trineo, pero también era una aventura, compañerismo, amistad...
Era compartir durante 15 dias ese sentimiento que sólo conoce un musher, ese vínculo que se establece entre el musher y sus perros, con otras personas que saben exactamente de lo que estás hablando.
Compratir y aprender de la experiencia de los demás...
Dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana...
Esperemos que en este caso sea así y si no es Pirena, aparezcan otras competiciones que nos hagan vivir algo así, que se conviertan en nuestra ilusión y con las que podamos hacer realidad un sueño.
Porque rendirnos no nos vamos a rendir!!
Adiós Pirena!
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